Una piel limpia no solo se ve mejor: también responde mejor. La limpieza facial es el paso imprescindible para eliminar impurezas, restos de maquillaje, exceso de grasa o contaminación acumulada a lo largo del día. Es el inicio de cualquier rutina eficaz.
Estos productos limpian con suavidad pero en profundidad, respetando el equilibrio natural de la piel. Al usarlos con regularidad, mejoran la textura, previenen imperfecciones y dejan el rostro fresco, oxigenado y preparado para absorber mejor los tratamientos posteriores.
Cada piel necesita un tipo de limpieza distinto. Por eso aquí encontrarás soluciones adaptadas a pieles normales, sensibles, grasas o con tendencia acneica. Geles, leches, espumas o aguas micelares con ingredientes que limpian sin agredir ni resecar.
La limpieza facial no es solo una cuestión de higiene, sino un acto de autocuidado. Incorporarla con constancia es uno de los hábitos más sencillos y transformadores para mantener la piel equilibrada, luminosa y libre de saturación.